Medieval contents in digital 'Hispania': the Spanish Journal of History.
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Mittelalterliche Inhalt in 'Hispania': Spanisch Geschichte Digitalmagazin.
En el mes de mayo se ha distribuido el vol. 77, núm. 255 (2017) la versión digital de la revista Hispania, editada por Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC): ISSN 0018-2141; e-ISSN: 1988-8368.
En este ejemplar se publican tres artículos de contenido netamente medievalista dentro de su sección Estudios, y una recensión de libro en el apartado Reseñas.
Hispania es una publicación científica española de contenido abierto y versión digital, mediante el acceso y libre descarga de los artículos en ficheros "pdf":
El primer trabajo está firmado por Alejandro García Sanjuán, profesor de la Universidad de Huelva, especializado en la Historia de al-Andalus (CV en Academia.edu), titulado La conquista de Sevilla por Fernando III (646 h/1248). Nuevas propuestas a través de la relectura de las fuentes árabes, pp. 11-41:
Entre las páginas 253 a 256 Iñaki Martín Viso (Universidad de Salamanca) ofrece la recensión de un libro. Comenta una tesis doctoral portuguesa que circula en el ámbito medievalítico en estos momentos. Su autor es André Evangelista Marques y se titula Da representaçao documental a materialidade do espaço. Território da diocese de braga (séculos IX-XI), editada en Oporto (Pt) por CITCEM-Faculdade de Letras da Universidade do Porto y Ediçiôes Afrontamento en el año 2014 448 p., ISBN 978-972-36-1389-6.
Esta obra tiene como objeto de estudio "organización social del espacio" y sigue fundamentalmente un modelo de investigación propuesto por la investigación española por el profesor J.Á. García de Cortázar que junto con el profesor Luis C. Amaral son los directores de la tesis, y complementada con bibliografía francesa, italiana e inglesa. En esta investigación se aplica al ámbito portugués.
El trabajo de A. Marques reflexiona sobre las posibilidades informativas de las fuentes escritas primarias para la identificación de las antiguas entidades geográficas del pasado. El espacio no es una entidad pasiva, sino que ha de entenderse como un "escenario de procesos" históricos. Las principales fuentes primarias medievales, denominadas "registro escrito", usadas son dos cartularios: el Liber Fidei de la sede de Braga y el Livro de Mumadona del monasterio de Guimarâes.
El estudio del registro escrito es contrastado con las aportaciones de la arqueología y de la toponimia. André Marques trabaja con una metodología que valora el contexto y las formas de compilación de las fuentes escritas: a) la génesis, b) la transmisión de los textos, c) la estructura interna de los documentos, es decir, la forma en que se editan los datos, y d) la terminología y su evolución. El producto, según el propio autor, sería una especie de "prosopografía del espacio".
Al hilo de lo indicado más arriba, quiero exponer un hecho que vengo constatando, por el que una característica de las investigaciones científicas del medievalismo hispano-luso desde la década de 1990, hacerse eco y enmarca la producción bibliográfica en la investigación internacional; mientras que en la investigación publicada fuera de nuestras fronteras el eco de la investigación elaborada en la Península Ibérica tiene un débil impacto. Otros hechos es que las revistas internacionales del medievalismo no suelen aceptar los trabajos redactados en español. En España incluso desde la propia universidad se estimula a que los alumnos redacten y publiquen en lengua inglesa. Es algo inaudito que ocurra ésto con la que es ya la segunda lengua más hablada en el mundo, la española.
Sobre "La conquista de Sevilla por Fernando III" de A. García Sanjuán.
Alejandro García es un autor científicamente consagrado y reconocido. En mi biblioteca tengo su excelente libro sobre la visión historiográfica de la conquista islámica de la Península Ibérica. Es un medievalista especializado en la Historia de al-Andalus y trabaja desde el manejo de las fuentes primarias y secundarias musulmanas.
En este artículo -lo que pretendo con estas líneas es introduciros a este interesante artículo para que lo leáis- plantea en mi opinión que la historiografía que ha tratado tradicionalmente el tema de la conquista cristiana de al-Andalus se ha centrado fundamentalmente en las fuentes cristianas, dejando de lado la aportación de las fuentes islámicas tanto coetáneas como posteriores, narrativas, poéticas o de otra índole. Pero ese argumento no me convence del todo, pues creo que plantea un prejuicio muy arraigado entre muchos medievalistas y arabistas especializados en al-Andalus. Alejandro hace en este artículo un repaso de cada momento del proceso de conquista del reino y de la ciudad de Sevilla por el rey Fernando III en el siglo XIII. Repasa la aportación y metodología de los principales investigadores que tradicionalmente han tratado este aspecto como Julio González, Manuel González Jiménez y otros. Y afirma que cuando estos historiadores han usado las fuentes islámicas disponibles, lo hacían de forma "reduccionista", es decir, en segundo lugar tras las cristianas, que él denomina "castellanas".
Su visión del concepto "Reconquista" se recoge en este párrafo:
Para el autor, en estos momentos, se puede hablar ya de una "amplia compatibilidad entre ambos registros literarios, árabe y castellano". En el artículo repasa minuciosamente cada acontecimiento del proceso, leyendo los datos de las fuentes islámicas cronísticas, literarias o poéticas -al-Saqundi, al-Marrakusi, ibn Jaldun, ibn Harun, ibn Idari, al-Himyari, fundamentalmente-, comparándolas con la Estoria de España. Y llegados aquí se echa en falta el contraste con las fuentes documentales cristianas editadas fundamentalmente por los historiadores especializados en las fuentes cristianas.
Tratar el destino de los vencidos es uno de los objetos de investigación. Las fuentes escritas, literarias o documentales, antes que las arqueológicas, son las que se constata principalmente su emigración a otras regiones del entorno de Sevilla y al Magreb. Se verifica las garantías que les proporcionó el rey Fernando III en los pactos y tratados para la rendición y entrega. Esta parte del proceso se conoce fundamentalmente por estas fuentes musulmanas cuya visión, según Alejandro García, muestra un "predominio de una perspectiva magrebí". El rey Fernando se aseguró que los emigrados al Norte de África lo hicieron salvos y seguros según el compromiso que adquirió en las capitulaciones. Sin embargo, echamos en falta información sobre el hecho, que conocemos por otras fuentes, de la emigración de musulmanes sevillanos y de todo el algarbe hacia el reino nazarí de Granada. Aunque las fuentes musulmanas sí reflejan su impresión sobre la actitud del primer emir nazarí cuyas actividades bélicas y diplomáticas estaban en alianza con los objetivos del rey cristiano Fernando III. Podemos afirmar perfectamente que las fuentes musulmanas como las cristianas reflejan su memoria selectiva e interesado.
Al final, el artículo viene a validar la calidad y veracidad de las fuentes cristianas, una vez pasadas por el método de la comparación con las fuentes musulmanas que tratan los mismos acontecimientos históricos. De esta manera, la lectura historiográfica de las fuentes cristianas como la Estoria de España, la Crónica particular de San Fernando o De Rebus Hispaniae del arzobispo Jiénez de Rada -ésta escrita pocos años después de los acontecimientos, usando testimonios orales y escritos coetáneos-, tras su comparación rigurosa del proceso y los acontecimientos, detectadas las realidades ocultas a primera vista en las fuentes, vienen a poner de manifiesto -y esta es una gran aportación de Alejandro García en este artículo y en el resto de su obra- que las citadas fuentes cristianas sobre la conquista de Sevilla por Fernando III son compatibles con lo que dicen las fuentes árabes, corroborándose especialmente "la fiabilidad de la narración de esta crónica", refiriéndose especialmente a la Estoria de España. Concluye el artículo así:
La validación de rigor histórico de las fuentes históricas, precisamente las del siglo XIII, en las que la idea o ideología de la reconquista, como se prefiera, está inmanente, dan un respaldo a este fenómeno de la Historia medieval española. Otra cosa es el uso ideológico y político con el que se haya podido usar; pero ante ello, hoy día poseemos suficientes recursos de información para poder detectalo y elaborar investigaciones productivas. Llegados a esta altura del tiempo, ya es hora para abordar el estudio científico del fenómeno de la Reconquista. La dialéctica planteada en el pasado entre reivindicación y negación está claro que obedece a criterios de ideología política. Y la dialéctica basada en el nominalismo del significado y el contrasignificado del término es tan absurda como el actual contrasentido lógico y filosófico de hablar de "nación de naciones", un mero eslogan. La política no debe invadir el campo historiográfico, pues de sus productos historicistas surgen modelos de reeducación en función de la manipulación del pasado a base de selección de hechos y de su reinterpetación. Hoy día podemos ir más allá. Por ejemplo, podríamos partir de la teoría política romana como el de Justiniano con su programa de "restauratio imperii" y sus procesos de "recuperatio territorii", que están en la base de la cultura hispánica. Sería interesante conocer hasta qué punto el modelo romanista está presente en la teoría del poder y de su transmisión en la Península Ibérica medieval, y si incluso las sociedades andalusíes eran un reflejo fiel de las ideologías teocráticas islámicas, o si por el contrario reflejaban elementos de la sociedad preexistente en Hispania a la cual fagocitaron y suplantaron. El desafío para la futura investigación creo que sigue estando ahí.
En mi opinión, el concepto de reconquista es usado y criticado injustamente, pues se hace desde el prejuicio ideológico, y, por tanto, negándolo como hecho histórico, aunque sea una realidad historiográfica. En principio el autor busca la necesaria equidistancia para la objetividad histórica, actitud que no observamos normalmente en los arabistas cuando abordan el estudio del impacto y consecuencias de la invasión y conquista musulmana de Hispania en el siglo VIII en las sociedad indígena, reduciéndose todo al fenómeno de las conversiones y a la necesaria acomodación de los hispanos como dimmíes. Como si la invasión musulmana fuera una necesidad histórica, lo cual no es un posicionamiento equidistante científicamente.
Yo me formé en la especialidad de Historia medieval en la Universidad de Málaga y tanto los profesores especialistas en fuentes cristianas como en las musulmanas eran muy rigurosos en dos cuestiones: que utilizáramos siempre las fuentes de ámbas sociedades a la hora de estudiar o interpretar cualquier acontecimiento histórico, y que tuviéramos siempre muy en cuenta las visiones tanto del vencedor, como del vencido. Ahí me dí cuenta que había en esos años un sesgo: una incomprensible crítica con prejuicio de "anticuado" hacia los especialistas en las fuentes cristianas y un halo de modernidad a todo lo basado en las fuentes islámicas. De hecho, se promocionaba institucionalmente mayoritariamente la investigación de la realidad del vencido: el judío, el mudéjar y el morisco; mientras que todo el mundo daba de lado la investigación sobre los cristianos de al-Andalus o mozárabes, los vencidos en la fase primera del medievo hispánico.
¿Si las fuentes cristianas que tratan sobre la conquista de Sevilla rezuman "triunfalismo"? ¿Cómo calificar a ibn Hayyan cuando narra las victorias de Abd-al-Rahman III sobre Umar ibn Hafsún, y demás rebeldes muladíes y cristianos de al-Andalus? ¿Cómo calificar las jactancias de ibn abd-al-Hakam cuando narra su Historia de la conquista de al-Andalus y el Norte de África? ¿Como calificar las consultas del jurisconsulto al-Marrakushi respecto a los cristianos?
La moderna historiografía española desde los años 1970 han tratado con rigor qué ocurrió con los vencidos y se han esforzado en "revelar su drama". De ello no hay mucho más que decir aquí, las bibliotecas y las hemerotecas están llenas de estos trabajos. Tratar el análisis historiográfico teniendo en cuenta el concepto "reconquista", contextuándolo bien como se suele hacer, no ha producido en las últimas décadas ningúna heterodoxia ideológicamente retrógrada. Y la historiografía que usa ese concepto aún siendo académica no deja de ser científica en la inmensa mayoría de los casos. De hecho, ¿qué podríamos decir de la producción historiográfica de los últimos treinta años salida de nuestras universidades y la promovida por las instituciones autonómicas, es ciencia o adoctriniamiento?
Madrid, 26 de mayo de 2017.
Alfonso Sánchez Mairena
Si usas o reutilizadas todo o parte de este artículo, por favor, no olvides citar su procedencia.
Contenu médiéval dans 'Hispania': la revue espagnol numérique d'Histoir.
Contenuti medievalista in 'Hispania': rivista digitale spagnola di Storia.
Mittelalterliche Inhalt in 'Hispania': Spanisch Geschichte Digitalmagazin.
En el mes de mayo se ha distribuido el vol. 77, núm. 255 (2017) la versión digital de la revista Hispania, editada por Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC): ISSN 0018-2141; e-ISSN: 1988-8368.
En este ejemplar se publican tres artículos de contenido netamente medievalista dentro de su sección Estudios, y una recensión de libro en el apartado Reseñas.
Hispania es una publicación científica española de contenido abierto y versión digital, mediante el acceso y libre descarga de los artículos en ficheros "pdf":
El primer trabajo está firmado por Alejandro García Sanjuán, profesor de la Universidad de Huelva, especializado en la Historia de al-Andalus (CV en Academia.edu), titulado La conquista de Sevilla por Fernando III (646 h/1248). Nuevas propuestas a través de la relectura de las fuentes árabes, pp. 11-41:
El segundo artículo es obra de Ferrán García-Oliver, profesor de Historia medieval de la Universidad de Valencia (perfil en Academia.edu), titulado: Mediaciones de paz: el recurso a los arbitradores en el reino de Valencia (siglo XIV-XV), pp. 43-68:La conquista de Sevilla por Fernando III en 646 h/1248 constituye uno de los hechos decisivos del proceso de expansión política y territorial desarrollado por la Corona de Castilla [y León] durante el siglo XIII. En este artículo se plantea, por vez primera, un análisis global de la información que las fuentes árabes aportan sobre este episodio, la cual no ha sido, hasta el momento, objeto de un tratamiento pormenorizado. Esta información resulta ampliamente compatible con la de las fuentes cristianas y posee un particular interés en relación con tres aspectos específicos: la cronología de la conquista y la secuencia del traspaso del control de la ciudad de manos musulmanas a cristianas, la visión de los vencidos y el destino de la población musulmana.
Fernando III (1199-1252), rey de Castilla y León
El arbitraje, como vía de conciliación, gozó de una extraordinaria difusión en el Occidente medieval. Tenía la ventaja de una mayor rapidez y, por lo general, de un menor coste que las causas ventiladas ante la justicia ordinaria. Además, trataba de armonizar los intereses de las partes enfrentadas. Este artículo analiza los usos y los protagonistas del arbitraje en el reino de Valencia durante la Edad Media, tomando como ámbito particular de observación la pequeña comunidad campesina de Vilafranca.Y el tercero está tiulado como El mercado interior nazarí: bases y redes de contactos con el comercio internacional, y está escrito por Adela Fábregas, profesora de la Universidad de Granada en el Departamento de Historia medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas (perfil en Academia.edu), pp. 69-90:
Se aborda un primer ensayo de reconstrucción de las redes interiores del mercado nazarí y la presencia de italianos en los mismos, observándolos como espacios de contacto entre estos agentes del gran comercio internacional y una red mercantil indígena que consideramos ya constituida y operativa. A través de ello se pretende reflexionar y matizar en su caso acerca del grado y naturaleza del mercado nazarí como espacio de comercio dependiente de las grandes fuerzas del desarrollo mercantil del mediterráneo bajomedieval.Fuentes escritas y arqueología: el espacio geográfico escenario de procesos históricos.
Entre las páginas 253 a 256 Iñaki Martín Viso (Universidad de Salamanca) ofrece la recensión de un libro. Comenta una tesis doctoral portuguesa que circula en el ámbito medievalítico en estos momentos. Su autor es André Evangelista Marques y se titula Da representaçao documental a materialidade do espaço. Território da diocese de braga (séculos IX-XI), editada en Oporto (Pt) por CITCEM-Faculdade de Letras da Universidade do Porto y Ediçiôes Afrontamento en el año 2014 448 p., ISBN 978-972-36-1389-6.
Esta obra tiene como objeto de estudio "organización social del espacio" y sigue fundamentalmente un modelo de investigación propuesto por la investigación española por el profesor J.Á. García de Cortázar que junto con el profesor Luis C. Amaral son los directores de la tesis, y complementada con bibliografía francesa, italiana e inglesa. En esta investigación se aplica al ámbito portugués.
El trabajo de A. Marques reflexiona sobre las posibilidades informativas de las fuentes escritas primarias para la identificación de las antiguas entidades geográficas del pasado. El espacio no es una entidad pasiva, sino que ha de entenderse como un "escenario de procesos" históricos. Las principales fuentes primarias medievales, denominadas "registro escrito", usadas son dos cartularios: el Liber Fidei de la sede de Braga y el Livro de Mumadona del monasterio de Guimarâes.
El estudio del registro escrito es contrastado con las aportaciones de la arqueología y de la toponimia. André Marques trabaja con una metodología que valora el contexto y las formas de compilación de las fuentes escritas: a) la génesis, b) la transmisión de los textos, c) la estructura interna de los documentos, es decir, la forma en que se editan los datos, y d) la terminología y su evolución. El producto, según el propio autor, sería una especie de "prosopografía del espacio".
Al hilo de lo indicado más arriba, quiero exponer un hecho que vengo constatando, por el que una característica de las investigaciones científicas del medievalismo hispano-luso desde la década de 1990, hacerse eco y enmarca la producción bibliográfica en la investigación internacional; mientras que en la investigación publicada fuera de nuestras fronteras el eco de la investigación elaborada en la Península Ibérica tiene un débil impacto. Otros hechos es que las revistas internacionales del medievalismo no suelen aceptar los trabajos redactados en español. En España incluso desde la propia universidad se estimula a que los alumnos redacten y publiquen en lengua inglesa. Es algo inaudito que ocurra ésto con la que es ya la segunda lengua más hablada en el mundo, la española.
Sobre "La conquista de Sevilla por Fernando III" de A. García Sanjuán.
Alejandro García es un autor científicamente consagrado y reconocido. En mi biblioteca tengo su excelente libro sobre la visión historiográfica de la conquista islámica de la Península Ibérica. Es un medievalista especializado en la Historia de al-Andalus y trabaja desde el manejo de las fuentes primarias y secundarias musulmanas.
En este artículo -lo que pretendo con estas líneas es introduciros a este interesante artículo para que lo leáis- plantea en mi opinión que la historiografía que ha tratado tradicionalmente el tema de la conquista cristiana de al-Andalus se ha centrado fundamentalmente en las fuentes cristianas, dejando de lado la aportación de las fuentes islámicas tanto coetáneas como posteriores, narrativas, poéticas o de otra índole. Pero ese argumento no me convence del todo, pues creo que plantea un prejuicio muy arraigado entre muchos medievalistas y arabistas especializados en al-Andalus. Alejandro hace en este artículo un repaso de cada momento del proceso de conquista del reino y de la ciudad de Sevilla por el rey Fernando III en el siglo XIII. Repasa la aportación y metodología de los principales investigadores que tradicionalmente han tratado este aspecto como Julio González, Manuel González Jiménez y otros. Y afirma que cuando estos historiadores han usado las fuentes islámicas disponibles, lo hacían de forma "reduccionista", es decir, en segundo lugar tras las cristianas, que él denomina "castellanas".
Su visión del concepto "Reconquista" se recoge en este párrafo:
Una de las desfavorables consecuencias del papel secundario otorgado tradicionalmente a las fuentes árabes en la reconstrucción del proceso histórico medieval en la península ibérica ha sido el predominio de la perspectiva generada por el sector de los vencedores. La manifestación principal de este fenómeno radica en la duradera hegemonía del discurso historiográfico de la Reconquista, concepto cuya dimensión más ideologizada supone una exaltación glorificadora de la conquista de al-Andalus como empresa colectiva fundacional de la nación española. La total y definitiva superación de esa situación de desequilibrio en el tratamiento de los testimonios históricos, así como la necesaria erradicación de viones trasnochadas del pasado, hoy residuales en los medios académicos, pero persistentes en otros ámbitos, obliga a integrar en el análisis historiográfico las perspectivas de ambos registros informativos, el de los vencedores y el de los vencidos, con el fin de obtener visiones más completas y evitar, así, apriorismos y prejuicios (pp. 27-28).Al principio de este artículo se plantea una especie de "cuarentena" a la producción historiográfica especializada en las fuentes escritas cristianas, pero a lo largo de su lectura hallamos una serie de conclusiones muy interesantes. La primera es que la principal fuente cristiana, la Estoria de España, usando fuentes orales y escritas coetáneas a los acontecimientos, aunque no sea "la única fuente de información, desde luego [es] la principal". Se reconoce seguidamente que el auge de las ediciones y traducciones de fuentes musulmanas tuvo lugar en la década de los años 80 y 90 del siglo pasado, de cuyos beneficios no se pudieron beneficiar los medievalistas del siglo XIX y gran parte del XX.
Para el autor, en estos momentos, se puede hablar ya de una "amplia compatibilidad entre ambos registros literarios, árabe y castellano". En el artículo repasa minuciosamente cada acontecimiento del proceso, leyendo los datos de las fuentes islámicas cronísticas, literarias o poéticas -al-Saqundi, al-Marrakusi, ibn Jaldun, ibn Harun, ibn Idari, al-Himyari, fundamentalmente-, comparándolas con la Estoria de España. Y llegados aquí se echa en falta el contraste con las fuentes documentales cristianas editadas fundamentalmente por los historiadores especializados en las fuentes cristianas.
Tratar el destino de los vencidos es uno de los objetos de investigación. Las fuentes escritas, literarias o documentales, antes que las arqueológicas, son las que se constata principalmente su emigración a otras regiones del entorno de Sevilla y al Magreb. Se verifica las garantías que les proporcionó el rey Fernando III en los pactos y tratados para la rendición y entrega. Esta parte del proceso se conoce fundamentalmente por estas fuentes musulmanas cuya visión, según Alejandro García, muestra un "predominio de una perspectiva magrebí". El rey Fernando se aseguró que los emigrados al Norte de África lo hicieron salvos y seguros según el compromiso que adquirió en las capitulaciones. Sin embargo, echamos en falta información sobre el hecho, que conocemos por otras fuentes, de la emigración de musulmanes sevillanos y de todo el algarbe hacia el reino nazarí de Granada. Aunque las fuentes musulmanas sí reflejan su impresión sobre la actitud del primer emir nazarí cuyas actividades bélicas y diplomáticas estaban en alianza con los objetivos del rey cristiano Fernando III. Podemos afirmar perfectamente que las fuentes musulmanas como las cristianas reflejan su memoria selectiva e interesado.
Al final, el artículo viene a validar la calidad y veracidad de las fuentes cristianas, una vez pasadas por el método de la comparación con las fuentes musulmanas que tratan los mismos acontecimientos históricos. De esta manera, la lectura historiográfica de las fuentes cristianas como la Estoria de España, la Crónica particular de San Fernando o De Rebus Hispaniae del arzobispo Jiénez de Rada -ésta escrita pocos años después de los acontecimientos, usando testimonios orales y escritos coetáneos-, tras su comparación rigurosa del proceso y los acontecimientos, detectadas las realidades ocultas a primera vista en las fuentes, vienen a poner de manifiesto -y esta es una gran aportación de Alejandro García en este artículo y en el resto de su obra- que las citadas fuentes cristianas sobre la conquista de Sevilla por Fernando III son compatibles con lo que dicen las fuentes árabes, corroborándose especialmente "la fiabilidad de la narración de esta crónica", refiriéndose especialmente a la Estoria de España. Concluye el artículo así:
Las fuentes árabes, por lo tanto, no alteran en lo esencial el relato de la Estoria de España, razón que, tal vez, permita también entender el uso restrictivo que la historiografía más tradicional ha hecho de ellas, junto a las razones antes indicadas. no obstante, a mi juicio, aportan dos aspectos de relevancia principal, uno de naturaleza más general y otro de carácter específico. Por un lado, la visión de los vencidos, lógico contrapunto al triunfalismo de los vencedores, prolongado en la tradición historiográfica más clásica a través de la versión más ideologizada de la noción de Reconquista. En el plano puramente empírico, la fecha del 27 de ramadán de 646 h/13 enero 1249, ausente del relato de la Estoria de España y que marca el final definitivo y completo de la Isbiliya árabe y musulmana, con la evacuación total de su población. (p. 36)Se acaba con varios apéndices de gran utilidad para los investigadores: I: Ulemas emigrados tras la conquista; II: Traducciones de fuentes árabes; III: Bibliografía actualizada.
La validación de rigor histórico de las fuentes históricas, precisamente las del siglo XIII, en las que la idea o ideología de la reconquista, como se prefiera, está inmanente, dan un respaldo a este fenómeno de la Historia medieval española. Otra cosa es el uso ideológico y político con el que se haya podido usar; pero ante ello, hoy día poseemos suficientes recursos de información para poder detectalo y elaborar investigaciones productivas. Llegados a esta altura del tiempo, ya es hora para abordar el estudio científico del fenómeno de la Reconquista. La dialéctica planteada en el pasado entre reivindicación y negación está claro que obedece a criterios de ideología política. Y la dialéctica basada en el nominalismo del significado y el contrasignificado del término es tan absurda como el actual contrasentido lógico y filosófico de hablar de "nación de naciones", un mero eslogan. La política no debe invadir el campo historiográfico, pues de sus productos historicistas surgen modelos de reeducación en función de la manipulación del pasado a base de selección de hechos y de su reinterpetación. Hoy día podemos ir más allá. Por ejemplo, podríamos partir de la teoría política romana como el de Justiniano con su programa de "restauratio imperii" y sus procesos de "recuperatio territorii", que están en la base de la cultura hispánica. Sería interesante conocer hasta qué punto el modelo romanista está presente en la teoría del poder y de su transmisión en la Península Ibérica medieval, y si incluso las sociedades andalusíes eran un reflejo fiel de las ideologías teocráticas islámicas, o si por el contrario reflejaban elementos de la sociedad preexistente en Hispania a la cual fagocitaron y suplantaron. El desafío para la futura investigación creo que sigue estando ahí.
En mi opinión, el concepto de reconquista es usado y criticado injustamente, pues se hace desde el prejuicio ideológico, y, por tanto, negándolo como hecho histórico, aunque sea una realidad historiográfica. En principio el autor busca la necesaria equidistancia para la objetividad histórica, actitud que no observamos normalmente en los arabistas cuando abordan el estudio del impacto y consecuencias de la invasión y conquista musulmana de Hispania en el siglo VIII en las sociedad indígena, reduciéndose todo al fenómeno de las conversiones y a la necesaria acomodación de los hispanos como dimmíes. Como si la invasión musulmana fuera una necesidad histórica, lo cual no es un posicionamiento equidistante científicamente.
Yo me formé en la especialidad de Historia medieval en la Universidad de Málaga y tanto los profesores especialistas en fuentes cristianas como en las musulmanas eran muy rigurosos en dos cuestiones: que utilizáramos siempre las fuentes de ámbas sociedades a la hora de estudiar o interpretar cualquier acontecimiento histórico, y que tuviéramos siempre muy en cuenta las visiones tanto del vencedor, como del vencido. Ahí me dí cuenta que había en esos años un sesgo: una incomprensible crítica con prejuicio de "anticuado" hacia los especialistas en las fuentes cristianas y un halo de modernidad a todo lo basado en las fuentes islámicas. De hecho, se promocionaba institucionalmente mayoritariamente la investigación de la realidad del vencido: el judío, el mudéjar y el morisco; mientras que todo el mundo daba de lado la investigación sobre los cristianos de al-Andalus o mozárabes, los vencidos en la fase primera del medievo hispánico.
¿Si las fuentes cristianas que tratan sobre la conquista de Sevilla rezuman "triunfalismo"? ¿Cómo calificar a ibn Hayyan cuando narra las victorias de Abd-al-Rahman III sobre Umar ibn Hafsún, y demás rebeldes muladíes y cristianos de al-Andalus? ¿Cómo calificar las jactancias de ibn abd-al-Hakam cuando narra su Historia de la conquista de al-Andalus y el Norte de África? ¿Como calificar las consultas del jurisconsulto al-Marrakushi respecto a los cristianos?
La moderna historiografía española desde los años 1970 han tratado con rigor qué ocurrió con los vencidos y se han esforzado en "revelar su drama". De ello no hay mucho más que decir aquí, las bibliotecas y las hemerotecas están llenas de estos trabajos. Tratar el análisis historiográfico teniendo en cuenta el concepto "reconquista", contextuándolo bien como se suele hacer, no ha producido en las últimas décadas ningúna heterodoxia ideológicamente retrógrada. Y la historiografía que usa ese concepto aún siendo académica no deja de ser científica en la inmensa mayoría de los casos. De hecho, ¿qué podríamos decir de la producción historiográfica de los últimos treinta años salida de nuestras universidades y la promovida por las instituciones autonómicas, es ciencia o adoctriniamiento?
Madrid, 26 de mayo de 2017.
Alfonso Sánchez Mairena
Si usas o reutilizadas todo o parte de este artículo, por favor, no olvides citar su procedencia.
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