31 octubre, 2016

En el 1º de noviembre recordemos al "Libro de la Vida"

El registro en el "Libro de la Vida" (Liber vitae), la inmortalidad de los justos y su proyección en la Cultura escrita Europea.
The record in the Book of Life, the immortality of the Righteous and its projection in European Christian Literacy.
L'enregistrement dans le Livre de Vie, l'immortalité des Justes et sa projection dans la Culture écrite de l'Europe chrétienne.
Die Aufzeichnung in dem Buch des Lebens, die Unsterblichkeit der Gerechten und seite Projection in der europäischen chrisliche Schriftkultur.
Testimonium in Libro Vitae, immortalitas iusti et eius proiectura in cultura scripta Europeae cristianae.

Archivo de la Real Chancillería de Valladolid Sign. Pergaminos,carpeta,1,26
En el Día de Todos los Santos (1 noviembre) queremos recordar la tradición cristiana de inscribir el nombre de las personas justas en el Libro de la Vida -lat. Liber vitae-, según las referencias que aparecen en el Libro del Apocalipsis o Libro de la Revelación, uno de los que forman el canon cristiano de los Evangelios en el Nuevo Testamento.
Hemos elegido un texto extraído de un antiguo códice Beato que se conserva en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, bajo la signatura Pergaminos,carpeta,1,26, accesibe en el Portal de Archivos Españoles PARES:
[Texto evangélico] Et mors et infernus missi sunt in stagnum ignis. Hec est mors secunda qui non est inuentus in Libro vite scriptus missus est in stagnum ignis.
[Glosa] Hic non indiget explanationem : explicit.
El texto se corresponde al Capítulo 20 del Libro de la Revelación (Apocalypsis Ioannis 20:14-15) según el texto de la Biblia Vulgata latina. Las ediciones de la Vulgata recogen esta forma del texto: 
14. Et infernus et mors missi sunt in stagnum ignis. Haec est mors secunda. 15. Et qui non inventus est in libro vitae scriptus, missus est in stagnum ignis.
Una traducción libre podría ser la siguiente: "15. Y el infierno y la muerte fueron agitados en una sola llamarada de fuego. Esta es la segunda muerte. 16. Y quiénes no estaban inscritos en el Libro de la vida, fueron arrebatados por la llamarada de fuego."

El contenido alude, además del Juicio Final, al tema de la inmortalidad del alma tras la muerte, que es lo que se rememora entre la noche del 31 de octubre y el 1º de noviembre en el mundo cristiano. Las almas de los Justos, que según el cristianismo Paulino, fueran de origen judío o gentil, creyente o desconocedores de la Ley judía o del mensaje cristiano, mientras su comportamiento y sus obras en la vida se hubieran atenido como mínimo a la creencia en la inmortalidad del alma y cumplido con los mandamientos, sería salvadas en el Juicio previa inscripción de sus nombres en el Libro de la vida, un verdadero registrum de almas. Por ello, estamos convencido en su proyección como elemento inspirador y fundamentador de la creacion de las series de libros registros parroquiales de bautizados, difuntos y matrimonios, tres de los principales sacramentos cristianos. Por tanto, estaríamos ante una prueba de la influenci de la Biblia en la configuración de la Archivística occidental y de los Archivos Eclesiásticos, especialmente los parroquiales, en una fusión con la tradición romana del Libro registro.

El texto elegido procede de un fragmento de un códice altomedieval con los Comentarios al Apocalipsis escritos pro el monje Beato de Liébana en la segunda mitad del siglo VIII. Estos libros se conocen como códices Beatos y constituyen uno de los mejores productos creados por la civilización de la Europa altomedieval cristiana, originarios de la Península Ibérica, concretamente del área que actualmente constituye el Norte de Portugal y la Meseta norte española conocida como Castilla y León. Sus principales elementos codicológicos son:
  • Compilado a finales del siglo XI.
  • Códice manuscrito; pergamino; 1 folio; 460 x 330 mm. escritura visigótica redonda.
  • Se desconoce su autor y el escritorio donde fue elaborado.
  • El fragmento presenta afinidad paleográfica y codicológica con otros fragmentos del Archivo de la Chancillería de Valladolid, por lo que podrían formar un membra disiecta o fragmento de un mismo códice Beato. 
  • El manuscrito fragmentario llegó al siglo XX formando parte de la encuadernación de un apeo datado en el año 1515. Ello probaría que el códice originario en la baja Edad Media ya no servía a la institución que lo compiló y lo integró en su librería.
El manuscrito fue identificado en 1983 por el profesor José Antonio Fernández Flórez que identificó que procedía de un códice que entre finales de siglo XI y comienzos del XII perteneció a la librería del monasterio de Sahagún (León). Cfr. "Fragmentos de un 'Beato' del monasterio de Sahagún", Hispania Sacra, vol. 35, nº 72, 1983, pp. 395-447. Se desconoce si fue compilado en esta institución, aunque sabemos que por esos años tuvo un activo scriptorium que además de copiar códices de todas materias, elaboró documentos cancillerescos y notariales, e incluso pudo realizar reparatio scripturae de documentos previamente destruidos o perdidos. El profesor Thomas Deswarte así lo indica en su estudio sobre la falsificación de documentos en relación a la diócesis de Simancas (siglo X): En la zona de Astorga - Sahagún en el siglo XI estuvieron activos dos escritorios vinculados a instituciones eclesiásticas que reelaboraron documentos, uno sería la notaría episcopal o capitular de Astorga y otro el scriptorium del monasterio de Sahagún. Cf. "Restaurer les évêchés et falsifier la documentation en Espagne: La suprression du Diocèse de Simancas (974) et l'Eglise Cathédrale d'Astorga", Revue Mabillon, 15, 2004, pp. 81-106).
El monasterio de Sahagún fue el primero en integrarse en la reforma gregoriana y fue una de las instituciones filiales de la Abadía de Cluny, siendo durante mucho tiempo cabeza de la Orden Benedictina en España.

En el año 2015, UNESCO incluyó en el Registro Memoria del Mundo a la serie de códices beatos preservados en instituciones públicas de España y Portugal. Amplia información sobre cada uno de estos manuscritos se encuentra en la página web de los Archivos Estatales Españoles, entre ellos el fragmento que usamos en este artículo.
Catedral de Lugo. Web Románico Aragonés.
El Libro de la Vida ha sido un referente en la iconografía del arte románico. Este es un ejemplo de la puerta noroeste de la catedral de Lugo. Un Cristo en majestad o Maiestas Domini de finales del siglo XII dentro de una mandorla mística. En su mano izquierda porta el Liber Vitae que muestra los siete sellos que menciona el Libro de la Revelación.

"El códice litúrgico tiene un espacio físico y un lugar en la organización del conocimiento humano". Os escribo seguidamente el primer párrafo correspondiente a este epígrafe de uno de mis trabajos. Puede ayudar a comprender el valor del Libro del Apocalípsis en la cultura escrita hispánica y su plasmación en los "códices beatos". En esa transformación o evolución -traslatio- está inmanente la alegoría y el significado del "Libro de la Vida":
Desde la Alta Edad Media las fuentes documentales reflejan cómo las iglesias y monasterios creaban sus librerías dotadas de los textos litúrgicos esenciales para la realización de su ritual a lo largo del año. De hecho, en la segunda mitad del siglo VIII, cuando el monje Beato de Liébana escribió sus "Comentarios" al Apocalipsis del Apóstol San Juan nos ofreció ya una prueba de la existencia de una idea de organización del conocimiento humano, cuando indicó en latín que 'Omnium tamen librorum thecae hunc librum credas esse claviculam', es decir, que "pese a todo, se puede creer que este libro es una pequeña clave capaz de abrir el mueble de los libros". Es una clara metáfora sobre las llaves para abrir el cerrado armario del saber. Se trata de una sabiduría jerarquizada, en la que la Biblia ocupa el objetivo máximo del conocimiento y aprendizaje humano. El resto de saberes están subodrdinados entre sí, tanto las obras litúrgicas, las religiosas y teológicas, como las de las artes liberales procedentes del bagaje de la cultura greco-romana. Todas estas obras se estudiaban y se preservaban para servir como instrumentos de acceso a la sabiduría. Los comentarios del monje Beato se hace eco aquí de uno de los libros canónicos de los Evangelios; y, por tanto, viene a ocupar un lugar destacado en la guía del saber de ese tiempo que se transmitió a la Edad Media. El valor litúrgico del Libro del Apocalipsis en la cultura hispánica se había puesto de manifiesto en el IV Concilio de Toledo (año 633), cuando en su capítulo 4º acordaba que en todas las iglesias se hiciera recepción de su mensaje. Y en lo sucesivo, también se debía predicar el comentario en todas las misas habidas entre la Pascua y Pentecostés. Se indicaba también que era un libro canónico cuya autoridad había sido reconocida anteriormente por muchos concilios ecuménicos y sínodos presididos por los pontífices romanos, que así lo habían decretado. Podemos deducir, por tanto, que la labor de Beato de Liébana en la segunda mitad del siglo VIII se realizó en este sentido; por lo que tenemos así una prueba de la existencia de un criterio racional de organización del conocimiento humano en ese momento, basado en uno de los códices bíblicos con una funcionalidad litúrgica demostrable. Además, incluso podemos vislumbrar una de las razones por las que los Comentarios al Apocalipsis o Beatos tienen un origen hispánico y por qué circularon desde España hacia Europa. [...] Cfr. A. Sánchez Mairena: "Códices y manuscritos litúrgicos en los Archivos eclesiásticos y civiles españoles", Memoria Ecclesiae, XXXIX, 2015, pp. 51-113; en concreto p. 73.
Madrid, 31 de octubre 2016 
Alfonso Sánchez Mairena

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