The 'Ex-libris' in the Medieval Western Literacy: the origines.
Les 'Ex-libris' dans la Culture écrite du l'Occident médiéval: les origines.
Uno de los temas que vienen siendo objeto de atención por la investigación en el campo de la cultura escrita medieval es el de los "ex-libris". El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua los define como "etiqueta o sello grabado que se estampa en el reverso de la tapa de los libros, en la cual consta el nombre del dueño o el de la biblioteca a que pertenece el libro".
Este artículo ha sido elaborado para nuestro 'blog' por un profesional del mundo de las bibliotecas que lleva trabajando sobre el tema cierto tiempo. Sus investigaciones tratan fundamentalmente sobre el mundo de la escritura, del libro y de las bibliotecas en la Antigüedad clásica, indagando especialmente por las fuentes romanas. Conocer el mundo de la escritura, de la preservación y de la transmisión de la memoria escrita medieval necesita del conocimiento previo de la realidad del mundo de la escritura en el mundo romano. De hecho, en gran medida, la Civilización del Occidente medieval no deja de ser una "traslatio" de la cultura romana.
En este pequeño artículo, su autor nos ofrece algunas de las ideas que aborda en una próxima publicación.
Incipit textum
Les 'Ex-libris' dans la Culture écrite du l'Occident médiéval: les origines.
Uno de los temas que vienen siendo objeto de atención por la investigación en el campo de la cultura escrita medieval es el de los "ex-libris". El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua los define como "etiqueta o sello grabado que se estampa en el reverso de la tapa de los libros, en la cual consta el nombre del dueño o el de la biblioteca a que pertenece el libro".
Este artículo ha sido elaborado para nuestro 'blog' por un profesional del mundo de las bibliotecas que lleva trabajando sobre el tema cierto tiempo. Sus investigaciones tratan fundamentalmente sobre el mundo de la escritura, del libro y de las bibliotecas en la Antigüedad clásica, indagando especialmente por las fuentes romanas. Conocer el mundo de la escritura, de la preservación y de la transmisión de la memoria escrita medieval necesita del conocimiento previo de la realidad del mundo de la escritura en el mundo romano. De hecho, en gran medida, la Civilización del Occidente medieval no deja de ser una "traslatio" de la cultura romana.
En este pequeño artículo, su autor nos ofrece algunas de las ideas que aborda en una próxima publicación.
Incipit textum
Se
considera a una inscripción de barro con jeroglíficos del siglo XV a.C., el
Exlibris más antiguo, pues menciona a Amenofis III y a su esposa Tiy
junto a un
título
de una, “El
libro del sicómoro y de la palma”. Según la
historiografía, se produce un salto hasta la Edad Media, durante la cual, son
los mozárabes los que emplean los exlibris el cual indicaba
la pertenencia a un dueño concreto. “Este
libro pertenece a los monjes del monasterio de Santo Jacopo de Ripoli en
Firenze. Quien lo coja, tenga la bondad de devolverlo pronto y sin ningún
desperfecto. Este libro es mío.”.
Otras veces se indicaba
además del nombre del dueño del libro el nombre del copista:
“Abundantius
presbiter librum … Maurus presbitero scriptor”,
(Brebario toledano del S. IX.). Incluso se podían acompañar de conjuros para
proteger su contenido incluso entre los cristianos. “Te conjuro a ti, que vas a copiar este
libro, por nuestro Señor Jesucristo y por su gloriosa venida, cuando llegue para
juzgar a los vivos y a los muertos, a que cotejes lo que transcribiste y
corrijas cuidadosamente la copia confrontándola con este ejemplar que te ha
servido como modelo: y transcribirás asimismo este conjuro y lo colocarás en la
copia.”
Pero
subyace una pregunta, en el Imperio Romano, con una alfabetización mayor que en
Egipto y la Edad Media, ¿No se usaron exlibris?
En
Roma se desarrolló un mercado cultural suficientemente amplio como para que se
demandara libros y aparecieran talleres de copia, las primeras “editoriales”. Se
leían obras de varios tipos como la erótica, novelesca, de cocina, juegos, etc.;
se copiaban libros, se intercambiaban o regalaban; y más tarde, se crearon las
bibliotecas, tanto públicas como privadas. Los libros se podían copiar de las
bibliotecas como nos cuentan las fuentes clásicas o como se puede leer en
algunos papiros, “Heraclides
hizo la copia de la biblioteca de Praxias”.
Este
texto nos puede servir de guía para demostrar que existía la costumbre de añadir
el nombre copista, o/y del dueño a los libros, para identificarlos. ¿Y porqué
añadir el nombre de la biblioteca de la cual procedía el texto?
Uno
de los principales problemas que surgían del proceso de copia, era la
posibilidad de que se cometieran errores. Cada vez que se hacía una copia, la
obra original se iba desvirtuando. Los librarii solucionaban este
problema por medio de los diorthortes, quienes revisaban el texto
original con el nuevo, y modificaban las discrepancias que hubiera en ellos, si
bien, no siempre se realizaba la revisión de los mismos. Estrabón escribe sobre
la mala calidad de los libros vendidos, lo cual implica que estos no eran
convenientemente revisados. Pero quienes hacían una copia personal debían
revisar ellos mismos sus copias. Si esto no se hacía y con el tiempo surgían
dudas sobre el sentido de la obra, saber dónde estaba el documento fuente
ayudaba a localizarlo, para su posterior revisión y poder salir de dudas sobre
el contenido.
En
las escuelas donde se impartía gramática, también existía la costumbre de
identificar las tablas de cera o tabullae ceratae de los estudiantes,
escribiendo sobre las cubiertas letras del alfabeto, números o incluso el mismo
nombre del dueño. En una de estas tabulae ceratae alguien dejó escrito su
nombre en la segunda cubierta, AMMONIOS.
Conocemos
un tipo de marca que se usó en la biblioteca de Alejandría. Esta biblioteca
tenía como objetivo convertirse en el faro cultural del helenismo, para lo cual,
se propuso adquirir todas las obras griegas. Para ello sus encargados recorrían
tanto los centros culturales como los comerciales del Mediterráneo Oriental a la
búsqueda de textos que consideraran de interés. Cuando hubo problemas
económicos, nos cuenta Galeno, la biblioteca no dejó de adquirir obras, pues
Ptolomeo Evegertes dictó una orden por la cual los viajeros de embarcaciones que
entrasen en el puerto debían depositar todos los libros, recibiendo a cambio una
copia. Esos libros que iban a ser
copiados, contendrían el nombre de su antiguo dueño escrito en los
sillybos
A
todo esto, cabe preguntarse dónde y cómo se marcarían los rollos, pues al
contrario que las tabullae ceratae no presentaban una cubierta dura, sino
que eran cilíndricos, de material endeble y se enrollaban sobre sí
mismos,
Los
papiros se podían enrollar alrededor de una vara estrecha de madera, algo más
larga que el papiro, y en sus extremos se añadían un par de topes que servían
para protegerlos del polvo. A este conjunto de le llamaba umbiculi. A la obra se la identificaba
por una tarjeta (sillybos)
unida a un extremo del papiro, e indicaba el título y el autor. En estos sillybos no se han encontrado
referencias ni marcas de los dueños, salvo la alusión anterior de Galeno, por lo
que sólo quedaría añadir las posibles marcas de sellos al cuerpo del papiro,
¿pero dónde exactamente?
Hasta
no hace muchos años se conservaba una pintura mural en Herculano estudiada por
Mauri, en la llamada Casa del Papiro
Pintado, en la que se apreciaba un papiro enrollado que en lugar de tener un
sillybos con el autor y el título de
la obra, aparecían éstos escritos en la cara exterior, en letras griegas de
color negro, dividido en dos partes por lo que parece ser un sello. El texto que
aparece es el siguiente: “Eutychos (autor
de) Choriambes (…) con la música”. Ahora bien, el sello ¿sería un exlibris del dueño o representaba un
papiro recién comprado con el sello del vendedor? Poco se puede decir sobre
ello.
En
cuanto a los sellos, podían estar formados por una serie de letras que
identificaran al dueño, por un motivo figurado mostrando su efigie o por una
combinación de ambas. De igual manera podía reflejar una imagen relacionada con
los intereses propios del dueño o de la institución a la que perteneciera el
sello.
Autor: Francisco J. Alonso López
Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos
Biblioteca del Museo Nacional de Arte Romano (Mérida, Badajoz)
¿Cómo citar este "post"?:
ALONSO LÓPEZ, F.J.: "Ex-libris" en la cultura escrita del Occidente medieval: los orígenes,en http://cartulariosmedievales.blogspot.com. Posted 2/4/2012 (Fecha de consulta dd/mm/aaaa).
¿Cómo citar este "post"?:
ALONSO LÓPEZ, F.J.: "Ex-libris" en la cultura escrita del Occidente medieval: los orígenes,en http://cartulariosmedievales.blogspot.com. Posted 2/4/2012 (Fecha de consulta dd/mm/aaaa).
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Editado por A. Sánchez Mairena
Editor de http//cartulariosmedievales.blogspot.com
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